Peleas entre hermanos ¿Cómo controlarlas? hay tips que te van ayudar hacerlo de manera fácil y rápidamente. ¡Toma nota!
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Muchas veces se tratan de evitar, pero lo cierto es que estos desacuerdos enseñan a controlar las emociones, dialogar y negociar.
En este sentido, es fundamental tener en cuenta que este contacto entre hermanos también juega un papel importante en la formación de la personalidad.
El médico psiquiatra Christian Muñoz, adscrito a Colsanitas, comenta que las peleas entre hermanos son “un principio para aprender a manejar y negociar los conflictos, algo que en el futuro será fundamental”.
Las peleas entre hermanos son más comunes de lo que creemos
Por ello, se deben identificar las causas que generan el conflicto y enseñar a los menores a manejarlas para que, al final, sean situaciones que ayuden a los niños y adolescentes a controlar las emociones. Esto permitirá que, a futuro, con herramientas adecuadas para enfrentar conflictos.
Al respecto, Elizabeth Linares Pardo, magíster en psicología y docente de Unisanitas, explica que “La familia es un sistema de interacción con unas características y una organización que implica una manera de relacionarse, es un espacio de construcción de vínculos”.

Si bien Peleas entre hermanos son inevitables y aveces el cómo controlarlas no esta a simple vista, esto podría ser, en principio, desalentador para algunos padres, lo mejor es enfocarse en lo que se puede enseñar para manejarlas.
Por eso, a continuación, los expertos brindan cinco recomendaciones:
1. Analizar qué causa este conflicto: para lograr controlar cualquier conflicto, es necesario conocer sus causas.
Muchas veces, se dice que las peleas inician por disputas por espacios o por la atención de los padres, por eso, es importante que se pueda dividir la atención entre los hijos y evitar que estos se sientan ignorados.
2. Entender qué tipo de interacciones hay con cada uno de los hijos: las discusiones y peleas entre hermanos son un proceso evolutivo de la familia.
Por ello, después de entender las causas, se debe analizar el contexto, las edades, las fortalezas y debilidad de cada uno, entre otros.
Esto es importante, pues los procesos cambian a medida que las personas crecen, igual que la forma de interactuar.
En todo caso, el principio de igualdad entre los hijos se debe mantener y, además, evitar comparaciones, preferencias y, a toda costa, la violencia.
3. Mantenga las reglas claras: en cada discusión, es importante mantener un orden. Siempre se deben escuchar las partes con respeto y evitar las alteraciones.
En caso de ver que la conversación se sube de tono, lo mejor es invitarlos a tomar distancia y a calmarse.
El reto es mantener siempre los vínculos de amor que hay en la familia.
No siempre se puede intervenir en las discusiones
4. Identificar cuándo intervenir: los padres deben regularse y tener claro cuando intervenir, lo que depende en gran medida de las edades.
Si son pequeños, la mamá o el papá pueden ayudar a que cada uno se ponga en los zapatos del otro y ayudarlos a reflexionar sobre la situación.
En cambio, si son grandes, lo mejor es intervenir únicamente cuando haga falta.
En todo caso, también es posible que se presenten discusiones donde no hay acuerdos, lo mejor para estas situaciones es parar el conflicto para generar bienestar entre las partes.
5. Buscar el apoyo profesional: esta es la última opción por tomar y solo se debe llegar a ella en caso de que la situación se torne violenta o todos los mecanismos de negociación fallen.
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Se debe buscar ayuda de un profesional cuando los conflictos generen impacto en la salud mental, afecten la autoestima o generen depresión o ansiedad.